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domingo, 1 de septiembre de 2013

Decir que no es no ser un esclavo social.


Ser esclavo de una norma social es vivir atrapado en cubrir las necesidades o parámetros establecidos que al final de cuentas te consumen, sin dejar salir eso que tanto anhelamos y defendemos, nuestra libertad emocional.

Desde que llegamos al mundo, llegamos como lienzos en blancos, esperando que nuestro alrededor, sean padres, tíos, primos, hermanos o todo aquel personaje que se cruza en nuestro camino (llamémosles “criadores”) en búsqueda del  “debe ser” y el “tener que ser” en la sociedad en la que nos tocó vivir. Es decir, formadores principales de lo que será nuestro comportamiento, sea por modelamiento, siendo un ejemplo para nosotros, por ensayo y error, por instinto, pero todo y cada una de las normativas son las escritas o destinadas para nuestro coexistir.

Durante nuestra infancia son aquellos “criadores” quienes se encargan de inculcarnos una y otra vez como debemos siempre cumplir con las necesidades de los demás, dejando a un lado las propias, ¿Cuántas veces nos vimos obligados a compartir un juguete al que no queríamos?, ¿Cuántas veces nos obligaron a dar de nuestras golosinas porque “tenemos que compartir”, con este tipo de ordenes son las que hoy en día, posiblemente, nos hace tener que olvidarnos de lo que realmente queremos para cederles a otros.

Pero al pasar los años se nos presenta una terrible incógnita ¿es que cuando somos pequeños tenemos que compartirlo todo para ser buenas personas pero cuando llegamos a la edad adulta, el compartir todo lo que tenemos no hace ser unos incapaces en defender nuestros deseos cuando lo único que queremos es negarnos?

Pirámide de Maslow
Ahora que somos adultos es importante definir nuestra identidad para discriminar cuales son realmente nuestros gustos, matices de ver la vida, preferencias y deseos fuera de lo que la sociedad nos empuja a ser o sentir. Una famosa pirámide creada por Maslow, nos muestra cómo alcanzar nuestra superación personal es algo que se logra paso a paso, complementado tal reconocido ejemplo, partiendo de lo que realmente queremos para nosotros podremos encontrar el camino hacia nuestra libertad emocional.


Decir que NO, desde nuestros deseos, respetando las opiniones de los demás, se pueden tener acuerdos y tratos para con tu persona de carácter innegociable, como lo es tu valía personal, tu seguridad e integridad particular puesto que son ellos lo que perduran en tu vida y harán lo que eres realmente, lejos de lo que tu alrededor quiera de ti y para ti.

No somos una marioneta en esto que llamamos sociedad, ni mucho menos un artilugio al que pueden domar a su conveniencia.

Decir que no es un acto necesario en muchos casos, no se trata de hacerle daño a tu alrededor o ser un muro inaccesible al que no se le puede solicitar nada, esto quiere decir que puedes pasarle ciertos filtros mentales, como la razón y la emoción, para decidir si lo requerido está a tu alcance.


No dejes para otros lo que deseas para ti, así sea tiempo.

Psic. Luis Sánchez
@psicofit
luisgsanchezm@gmail.com

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